1-. “Parque Chas”. Ricardo Barreiro & Eduardo Risso.
Los argentinos reeditaron este pequeño clásico de la década de los 80, publicado en Fierro. Una obra sobre un barrio encantado donde hay agujeros negros, bibliotecas de terror, túneles secretos construidos por Perón y mitos urbanos melancólicos, todo con un trazo gris y rugoso que le da un aire noir inquietante al comic, una densidad por cierto necesaria. Barreiro murió hace unos años y Risso ahora se luce USA con “100 bullets”, escrita por Brian Azzarello mientras artistas como Marcelo Frusin consagran su estilo como una cita obligada.
2-. “All Star Superman Nº1”. Grant Morrison & Frank Quitely.
Los tipos de Wizard lo eligieron como el mejor número suelto del año. Completamente de acuerdo, a pesar de que Wizard, en cierto modo –y al decir de Warren Ellis- sea el infierno. Morrison escribiendo al mejor mito de todos y Quitely dibujándolo con esa pesada gracia que tiene. Hay una conspiración. Está Luthor, unos cuantos bizarros y Lois Lane. Morrison se dio cuenta y actuó en consecuencia: Superman es por fin pura ciencia ficción. Y de la buena.
3-. “Authority: Revolution 1-
No está al nivel de Millar o Ellis pero Brubaker es un tipo aplicado que sabe hacer cosas con los personajes: diálogos insidiosos, escenas capaces de espantar al lector. Nguyen, por su parte, puede ser espectacular si lo quiere. Por otro lado, el formato del cómic permite a personajes como el nuevo Doctor: un adolescente palestino suicida que de un día para otro se transforma en el chamán del planeta tierra.
4-. “The Ultimates Vol.2, Nº
Lejos lo mejor del año. Hitch dibuja en widescreen imágenes y escenas de destrucción masiva que sólo Millar puede crear. Además, sexo, traiciones y destrucción masiva. Imponente. Imprescindible.
5-. “Desolation Jones Nº 1-
Un pequeño placer culpable. Chandler mezclado con los hermanos Coen y Delillo para contar la historia de un hombre muerto que busca en L.A. una película porno filmada por Hitler. En el medio, visiones de angeles fluorescentes, teorías de urbanismo moderno y snuff movies. Para explicarlo; una anotación
6-. “Planetary Nº
Más Ellis, de la mano ahora de Cassaday, que la rompió por su lado con el “Astonishing X-Men” escrito por Joss Whedon. “Planetary” es una obra mayor, que lleva varios años desarrollándose. Ellis reflexiona con ella sobre la cultura del siglo XX: desde los pulps hasta Ian Fleming, pasando por Conan Doyle. A veces, el conjunto parece disperso pero cada número es genial casi siempre porque son la anotaciones de un lector, el modo en que tipo adora e interviene los cómics, las películas y los libros que ama.
7-. “Shaolin Cowboy”. Geof Darrow.
Los siento. Soy fan de Darrow. Nada que hacer y hasta una obra menor –al lado de sus colaboraciones como Frank Miller- me interesa: hiperrealismo, western moderno y sangre por doquier.
8-.”Solo” Mike Allred.
Mike Allred es mi dibujante favorito y este es el número de historias cortas que publicó DC en un unitario. Mientras uno siente síndrome de abstinencia por sus X-Static, una pequeña historia con el Batman de Adam West para remediarlo.
9-.”Invencible”. Robert Kirkman & Cory Walker.
Robert Kirkman puede ser uno de los autores revelación de los últimos años. Pendejo freak devenido en guionista logró en una miniserie de “Superpatriot” para Image meter al cerebro de Adolf Hitler en el cuerpo de un gorila mientras el héroe –un soldado cyborg con hijos estúpidos y crisis de la mediana edad- daba vueltas de un lado para otro rumiando su pena. Kirkman e ligero, tiene ideas interesante y además conoce al dedillo la mitología del comic-book americano. Su “Invencible” es su interpretación de ella: una familia de padre-hijo superhéroes con un secreto horrible. “Invencible” tiene litros de sangre y destrucción masiva, pero también crisis vocacionales, problemas afectivos y diálogos filosos.
10-. “Runaways Vol
Una pequeña delicia adolescente que es capaz de zamparse al universo Marvel con la delicadeza de un clásico inmediato. Una banda de adolescentes hijos de un grupos de supervillanos que habitan al interior de un zoológico –o parque de atracciones- en ruinas mientras intentan remediar los pecados de los padres. Hay viajes en el tiempo, citas a viejas canciones de The Who y la sensación del lector de estar leyendo –en cómic- lo más parecido a “Rebelde sin Causa” escrito jamás.