Un catálogo argentino de filmes inencontrables define a la obra de Miguel Brito como algo llamado neo criollismo gore. "Una muestra única de cómo no se debe hacer una película y qué temas es mejor dejar de lado por buen gusto." Miguel Brito, es una figura secreta del cine chileno. Un tipo que no sabe nada de cine pero con cuatro películas filmadas logró ser objeto de atracción de críticos alemanes que consiguieron su obra cuando él mismo envió las cintas a un encuentro de amantes de los gótico en Munich.
Brito vive en Villa Alemana: "aquí pasan cosas raras. Esta ciudad es rara. Si no fíjese en todo eso de
Ese algo resultó ser un par de cuadernos de notas inconexas y dibujos de gente desmembrada. "El guión" como lo llamó Brito tardó en concretarse dos años más porque no encontraba al actor perfecto."No conocía a ningún compadre tan loco para hacer el personaje. Le quise decir a mi viejo que actuara pero se negó, así que tuve que esperar nomás". Pasó bastante tiempo hasta que apareció el indicado. Brito se casó y subió al estatus de carnicero. Cuenta que "un día estaba tomando en "La biblioteca" (un bar del centro de VA) y se me acercó un tipo cabezón, y medio mongólico para decirme que había trabajado en Sábados Gigantes como doble de don Francisco. No le creí pero me mostró unas fotos donde había pegado su silueta junto con la de Don Franscisco. Babeaba y le gustaba el pipeño. Yo lo miré de nuevo, pensé en el guión y me dije: lo tengo".
El sujeto se llamaba Joaquín Cáceres y era un personaje clásico de la fauna de Villa Alemana que se caracterizaba por pedir dinero en la calle y responder con insultos a quienes no le daban. "Mi otra mitad", dice. "Lo contraté altiro. Le pagué en carne eso sí. Un par de filetes todos los días hasta hoy". Miguel Brito se puso en campaña:vendió las joyas de su flamante esposa y comenzó a filmar de inmediato su ópera prima. "Me conseguí la carnicería de noche y el matadero cuando quisiera. Podría haberme tomado todo el tiempo del mundo, pero hice la película en una semana y media". Dicha película, que se llamaría "Arrollado de Huaso" comenzaría con las obsesiones clásicas de Brito: la historia del psicópáta Cabeza de Chancho, un chico que vive en la casa del perro y mata seres humanos para que su mamá prepare la comida.
En su debut Brito no se ahorró las tripas y la sangre para describir en un montón de tomas sin sentido su idea de narración cinematográfica. La cinta es perturbadora porque además agrega -sin relación alguna videos- de Michael Jackson casi enteros porque a Cáceres " le gustaba "Thriller" y se negaba a trabajar en una película en que no apareciera el negro". "Arrollado de Huaso" no fue estrenada ni comentada y salvo los más cercanos a Jimenez Brito y en 1986 nadie supo de su existencia salvo una pequeña nota de un periódico de Limache que decía "Filman película en carnicería".
Con el aliciente de la prensa Brito pensó que debía seguir haciendo cine y comezó a preparar una secuela. Dicha continuación se llamaría "18 sangriento"(1988) y retomaría la incoherente historia de Cabeza de Chancho: "sentí que debía seguir hablando de él. Cabeza de Chancho es como mi hijo. No podía dejarlo. Ni entonces, ni ahora. Quiero que el personaje crezca y se desarrolle, que tenga una vida". El escaso argumento de "18 Sangriento" llevaría a Cabeza de Chancho al corazón de una fiesta con el objetivo de retratar de manera bastante extraña los códigos sociales de la época del rock latino. Champaña con frutilla, música de Miguel Mateos y peinados extraños se mezclan en la más salvaje obra new wave de nuestro país.
La historia : Cabeza de Chancho encuentra interesantes formas de matar al Dj de turno con el objetivo de evitar que ponga rock latino. Brito: "quise manifestar mi descontento con esa música, que desde mi humilde opinión, es puro plagio. Por eso Cabeza de Chancho es tan radical. Lo que no le gusta debe morir. Es un buen punto de vista". Luego de terminar "18 sangriento" Brito se retiraría por un par de años del cine para ver nacer a su primer hijo y transformarse en dueño de su propia carnicería. "Ver crecer a tu hijo no se compara con hacer películas. Son cosas parecidas, como el asiento picana y la posta, pero distintas. Creí que debía tomarme un descanso, además Cáceres estaba mal en esos años".
Pero "mal" no era la palabra más adecuada para describir el estado de Cáceres, quien había tomado la costumbre de pasearse desnudo por el centro de la ciudad y decir que el era el padre del hijo de Miguel Angel, el chico neoprenero y travesti que veía a
Filmar "El día de la carne" no fue difícil para Miguel Brito. "Era cosa de juntar un par de colegas, unos animales y ponerse a hablar", dice. Despachó el trabajo en un día de filmación y otro de montaje. Fácil y bonito. Además la imagen final le dio pie para su siguiente obra, la insuperable "Asado Virtual" (1998).
Miguel Brito se tardó seis años en armar "Asado Virtual" porque tuvo dos razones de peso para estar en silencio. La primera es que pasó tres de esos años en la cárcel de Quillota por tráfico ilegal de especies en extinción. Un funcionario de aduanas descubrió un cargamento de pudús y huemules listos para salir a Brasil. "Tengo que financiar mis filmes", fue casi la única explicación que dio, "además son animales muy bonitos que dan una carne sabrosa, rica en proteínas". La segunda fue haber esperado que su amigo Joaquín Cáceres, saliera del psiquiátrico, donde estaba internado por una crisis esquizofrénica aguda. "No podía trabajar sin él. Es una especie de alter ego". Y mientras todo esto sucedía, se dedicaba a darle una historia a la imagen de un televisor encendido sobre un montón de carne. "Algo hizo clic en mi mente ese día. Porque el televisor blanco y negro encendido en el matadero me dio una idea que nunca me abandonó. Es como tirrar de una madeja. Sólo tuve que desarrollar la historia". El único problema que tuvo fue explicarle a Cáceres la historia. Producto de los neurolépticos que recibía en el hospital tenía el cuello doblado y sufría de los primeros síntomas del mal de Parkinson. "No entendía mucho, pero tenía las ganas" dijo "Eso es lo esencial. Además eso prueba que la gente impedida puede hacer cosas". Y esas ganas fueron las que sumaron a Cáceres a una historia que sería el equivalente a "The Bride of Frankestein" de James Whale pero con toques criollistas.
"Asado virtual" es una mezcla podrida que incluye sexo, violencia y sangre con algunos de los toques cyberpunk más estúpidos jamás vistos. La historia: dos increíbles freaks computacionales ( que tienen más pinta de miembros de la garra blanca que de geeks) rescatan a Cabeza de Chancho de la casa de perro donde su madre lo encerró al final de "18 sangriento" y experimentan con él. Pero lo que podría ser una torcida reflexión sobre los peligros de la ciencia se transforma a mitad de camino en otra cosa cuando Cabeza de Chancho los estrangula a los dos juntos con el cable del mouse - que se parece asombrosamente a un cordón de zapato, "uno real costaba muy caro" dice Brito - y ocupa sus equipos computacionales (el simbólico televisor Antú, un Atari y un tamagotchi "que sirve para leer los pensamientos de la gente") para fabricarse una novia androide.
Brito: "se trata de una película con una moral no-humana. El verdadero amor de Cabeza de Chancho no puede ser una niña normal. Debe crearla a partir de sus propias fantasías". Lo que dará pie a un par de secuencias bizarras donde Cabeza de Chancho creará una especie de muppet hecho de carne, microchips inservibles y la foto (pegada a la cabeza) de Myriam Hernández. Y hacia el final la sopresa mayor: el nacimiento del primer hijo de Cabeza de Chancho, que es una muñeca con la cabeza de un cordero pegada. La imagen final retrata a la familia Cabeza de Chancho comiendo un asado en el patio. "Me gustó la idea de colocar un final feliz, de filmar algo que hablara de la familia. Y aunque quisimos poner la cabeza de un pudú a la guagua, no se podía. Creo que la de cordero resultó bien”.